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El principito


            Todos los seres humanos en cualquier momento de nuestra vida fuimos niños, teniendo diferentes oportunidades y pensamientos.

            En la vida no siempre importa el dinero, las cifras no son realmente lo importante, sino lo que cuenta es la calidad de persona que eres día a día, debemos de dejar de pensar que el dinero lo es todo.

            Nunca debemos dejar nuestros sueños a un lado y menos por los comentarios que hacen las personas sobre ellos, realmente en este momento de mi vida es lo que más me importa.

            Una vez más se demuestra que con sólo ver la apariencia de una persona, se comienzan a crear juicios sobre ellos, no nos damos la oportunidad de conocer sus intenciones y pensamientos.

            Gran ejemplo de que el rencor siempre será de lo peor, nunca será bueno vivir con rencor en nuestro corazón, por eso es mejor no guardarlo y dejarlo ir.

            A veces juzgamos por lo que escuchamos, siendo que lo que en realidad importa son los actos que realizamos a lo largo del tiempo.

            Exigimos tanto a cada persona que pasa por nuestra vida sin importarnos nada, que se nos olvida que sólo hay que pedir lo que cada uno puede dar.

            Siempre se ha facilitado más juzgar a los demás, pero no nos atrevemos a juzgarnos así mismos, lo cual es por donde deberíamos de empezar.

            La mayoría del tiempo pensamos estar haciendo cosas útiles, pero es todo lo contrario.

            Una vez más se demuestra que no importa lo bella que seas físicamente, siempre será la belleza interior lo que permanezca y nos diferencie del resto.

            Es lindo hacer sentir bien a los demás, brindándoles ayuda y quedándote con la satisfacción de que hiciste cosas buenas por ellos.

            El ser adulto es una etapa difícil, te das cuenta de todos los problemas que hay, no encontrando una solución, es por eso que no hay nada más lindo que ser niños.

            Sea cual sea la situación, el amor siempre debe ser recíproco, sino alguno de los dos se cansa y es ahí donde se pierde el interés.

            A veces no nos damos cuenta que lo que en realidad importa no se ve con los ojos, sino con el corazón. 



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Una rosa sin espinas